Bautizar o no al bebé es si más no un tema "delicado". Aun me acuerdo cuando hace un par de años mi cuñada se casó con mi hermano y las pasaron "canutas" porqué ella no estaba bautizada.
Recordando varias malas experiencias de amigos y compañeros que, por no estar bautizados han tenido más de un problema para luego casarse, hemos decidido que bautizaremos a Hugo, eso si , una ceremonia con los más íntimos, para nada queremos crear un bautizo cual infanta, donde invitas por compromiso a Pepe, primo de tu madre, "si niña el del pueblo".
Tanto Alberto, el padre de la criatura, como yo somos bastante de andar con pies de plomo en el tema de la religión. Nos consideramos totalmente Ateos, sin animo de ofender a nadie, pero si que es cierto que estando casado, ya sea por la iglesia o por lo civil, obtienes unos derechos que siendo pareja no los obtienes. Por eso decidimos casarnos, así en el caso que a mi, en el peor de los casos me pasara algo, Alberto tendría pleno derecho sobre Hugo.
Bueno, a lo que iba. Hemos decidido bautizar a Hugo y, como mi madre ya tiene ahijado, hemos decidido que la madrina será mi suegrisísima y el padrino mi hermano.
El día de la madre, se lo dijimos a mi suegra y, para poca sorpresa de los allí presentes, se puso a llorar histérica de la emoción.... ¡Pobre mujer! Yo creo que no lloraba así desde que acabó Pasión de Gavilanes, ya os podéis imaginar que clase de suegra es la mía.... una de esas que se pasan la tarde frente a las telenovelas y que van enganchando, llorando, mocoseando por cualquier cosa que le pase al protagonista, ¡hasta le chilla a la tele para que se enteren! Pero bien, eso ya es otro tema que algún día, tarde o temprano, os contaré.
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